viernes, 25 de marzo de 2011

¿CUANDO EMPEZAREMOS A PAGAR MAS POR LA DOCENA DE HUEVOS?

El próximo día 1 de enero de 2012, entra en vigor la Directiva 1999/74, referente a las normas mínimas sobre bienestar animal en gallinas de puesta. Se inicia la fase final del proceso, para lo cual el M.A.R.M., C.C.A.A. y el sector, han establecido una hoja de ruta, con el fin de llevar a cabo una revisión de datos, ampliar la información de registro y económica de las explotaciones, controlando e intentando dar acceso a financiación en aquellos casos en que sea posible y necesario. así mismo, la posibilidad de una carencia de productos debida a una falta de adaptación de las explotaciones a dicha Directiva. Así mismo, la posibilidad de una carencia de productos debida a una falta de adaptación de las explotaciones a dicha Directiva.

ANALISIS Y OPINIÓN
No voy a entrar en valorar el tema del "bienestar" de las gallinas dentro de sus jaulas, porque sería largo e improductivo. Habrá gente que diga que "menuda tontería, peor lo pasan los mineros a 300 metros de profundidad con polvo, ruido, riesgo de explosiones por sorpresa, su vida pendiente de un hilo…", y otros que se preocupan más de las pobres gallinas enjauladas y de si tienen stress o no...


 La cuestión es que quedan menos de diez meses para que todos los empresarios del sector avícola de puesta, cumplan la susodicha Directiva 1999/74, so pena de penalizaciones de 30 €/gallina. Después de 12 años no vale pedir aplazamientos o decir que estamos en crisis, que si no consigo dinero de los bancos, que los costes de producción se me han disparado por los cereales, que el precio del huevo... Hace tiempo que se sabía a lo que había que atenerse y cuando se tenía que estar preparado.

No obstante, considero que el obligar a tener que realizar inversiones de adaptación de la explotación próximas a entre 14 a 19 euros por gallina alojada, estamos hablando que para el caso de una pequeña explotación estará entorno a 1,5 millones de euros, (particularmente conozco una explotación situada en Mondejar que le ha supuesto 2,6 millones para 160.000 gallinas, pero para grandes explotaciones como en la que estuve trabajando les supondrán inversiones próximas a los 20 millones de euros), y todo ello en base a disminuir el stress de la gallina. Vamos que me parece un poco desproporcionado.

 Es por ello que estamos en un momento de gran importancia dentro del sector de la avicultura de puesta en España, en el que se darán un gran número de movimientos a nivel empresarial, que traerán consigo la desaparición de pequeñas empresas y que a su vez producirá en otros casos, un incremento del tamaño medio de la explotación, mediante la adquisición de explotaciones o por aumento del censo de aves alojadas en cada explotacion.

Quizás como consecuencia de ello, queden los que sepan gestionar la explotación de una manera profesional, con conocimientos técnicos a nivel productivo, conocimientos de gestión de compras y de comercialización de los productos, ya que el mercado global en el que se encuentra el sector y en el que están en desventaja ante la aplicación de dicha Directiva, les lleva a una mayor optimización de los recurso disponibles.

Pero no nos engañemos que toda esta obligación de inversión generada por los políticos de Bruselas, deberá de ser pagada por alguien y ese alguien seremos nosotros los consumidores, así que espero equivocarme pero creo que para el año que viene veremos incrementado en al menos unos 15 a 20 céntimos el precio de la docena de huevos por culpa de esta Directiva 1999/74.

Pese a ello os animo a comer un buen par de huevos fritos al menos un par de días a la semana y la tortilla de patata para otro día.

Y lo del colesterol son tonterías!!

Un saludo.                        

 

miércoles, 9 de marzo de 2011

LOS CEREALES Y LA MINISTRA

Declaraciones de la Ministra de Medio Rural, Rosa Aguilar, en la que llama a la conciencia de políticos de la UE y pide a los almacenistas de grano para que lo pongan en circulación, ante la grave situación en la que se encuentran los ganaderos debido al incremento hasta en un 30% en los costes de alimentación. Pide a su vez que se creen medidas de mercado para poder incidir en los precios cuando suban de la forma en la que lo están haciendo.

ANALISIS Y OPINIÓN
A estas alturas de “la película”, no hace falta que la ministra de turno venga a contarnos la precaria situación en la que vive nuestro campo al cual se trata con desprecio, preocupándose únicamente por tenerlos callados mediante la concesión de subvenciones que favorece por igual a los vagos como a los buenos empresarios, porque la conocemos y bastante bien por cierto.
Por un lado, los agricultores tienen que pagar más por el gasoil, el abono, las semillas certificadas, los herbicidas, el I.V.A., pero siguen percibiendo más o menos lo mismo por el kg de cereal que hace…., mejor no vamos a pensarlo.
A su vez, los ganaderos, han visto como desde hace algo más de un año, el precio del pienso ha subido entre un 25% y un 60%. Estas cifras dichas así no reflejan realmente la situación real que hace que muchas explotaciones estén abocadas a desaparecer. Para que os hagáis una idea, una explotación avícola de 500.000 aves de puesta consume diariamente unos 62.500 kg de pienso, lo cual les supone diariamente un incremento de costes de alimentación de entorno a 3.000 euros, que al mes son 90.000 euros y al año 1.080.000 euros, por cierto, está misma explotación habrá tenido que realizar una inversión de cerca de 3,2 millones de euros para adaptarse a la nueva normativa sobre jaulas para gallinas, que los señores parlamentarios europeos tuvieron a bien inventarse hace unos años.  Por cierto, por los huevos todavía siguen percibiendo la misma cantidad.
Centrándonos en el tema del precio del cereal, estoy de acuerdo que este precio varié en un mercado globalizado como el actual, regido por la ley de la oferta y de la demanda, influenciado por las condiciones climáticas, por causas fortuitas (incendios del año pasado en Rusia), de la demanda de países emergentes, de las bioenergías e incluso podemos decir que la culpa la tiene también el precio del petróleo.
Pero he dejado para el final, los que para mí son los grandes “culpables” de esta situación, por un lado están, LOS ESPECULADORES, ya sean intermediarios que retienen los cereales en sus almacenes para crear carencias de dichos productos que den lugar a una subida del precio de estos.
A LOS MERCADOS FINANCIEROS, por especular con los cereales a través de los mercados de futuros en base a todas las variables indicadas anteriormente.
A LOS GOBIERNOS, ya sean de los propios estados como desde la UE, por permitir dichas actuaciones en un sector que debería de ser prioritario para todos (no olvidemos que se puede prescindir de todo menos de comer).
Y finalmente pese a que me cuesta mucho reconocerlo a los propios AGRICULTORES Y GANADEROS, por su falta de formación a nivel comercial, vez  por la excesiva independencia y atomización de los productores, por su idiosincrasia, educación y nula formación empresarial, por pertenecer a cooperativas que ante su falta de formación comercial deberían de ser las que se encargaran de añadir valor a la cadena de valor del producto y con ello conseguir unos mejores precios de estos (mas volumen de venta vs mayor poder de negociación ante los clientes, en el caso de los agricultores y frente a los proveedores en el caso de los ganaderos).
No sé si os gustara o no, pero tenemos lo que nos merecemos y mientras no se cambien las mentalidades en todos los ámbitos, unos seguirán beneficiándose del esfuerzo de aquellos  que tienen el valor, que no a veces la formación, de crear y luchar por una idea de negocio desde la humildad, la honradez y el trabajo.
Espero que en un futuro la percepción y respeto que se tiene por nuestros EMPRESARIOS agrícolas y ganaderos, se vaya incrementado anualmente por lo menos en términos iguales al I.P.C.
Compañeros despedirme desde aquí y os emplazo para el próximo comentario de prensa, que como podéis preveer, tratara sobre nuestro campo.

A VUELTAS CON LA LECHE

La existencia de contratos ente los productores y la industria láctea, no es algo nuevo, ni que se estén inventando nuestros “listísimos” políticos. Ya en el año 2008 existía esta fórmula y era utilizada en el sector, aunque existían industrias que preferían que no existiese nada por escrito, dicho lo cual, podemos afirmar que el problema no estriba por tanto en si se firma o no un contrato, sino en las condiciones en las que el productor vende dicha leche y cuando recibirá el pago de dichas cantidades.
El problema del precio de la leche como comentamos en el anterior artículo, depende, y aquí está el principal problema, de un tercer grupo exterior al acuerdo bilateral entre productor e industria y que sin embargo, y siempre desde nuestro modesto punto de vista, es de gran importancia a la hora de plantearse los precios límites de negociación de las industrias envasadoras, nos estamos refiriendo a las grandes empresas de distribución.
Es evidente la existencia de un gran fallo en la cadena de valor de la leche, que hace que de los tres eslabones principales existentes en la cadena, tanto la industria como las distribuidoras obtengan beneficios de manera continuada y por el contrario los productores no tengan “la misma suerte”, pudiendo por tanto decir que la cadena de valor se ha roto, como siempre, por el eslabón más débil.
Debilidad fomentada, no obstante, por la excesiva independencia y atomización de los productores, por su idiosincrasia, educación y nula formación empresarial, aunque últimamente esto se está parcialmente mejorando quedando todavía mucho por hacer, y que se solucionaría mediante una adecuada política por parte de las distintas administraciones de fomento del cooperativismo entre los ganaderos.
Un modelo que se debería de desarrollar en España, es el modelo cooperativista implantado en el sector lácteo en Finlandia, de potentes cooperativas que envasan su producto y negocian con las grandes distribuidoras, consiguiendo que se paguen a los productores 10 céntimos más por litro que el precio medio de la leche en Europa, obtendríamos de esta manera un sector lácteo potente a nivel europeo que podría hacer frente a las industrias del resto de países comunitarios, con una estructura saneada, con materias primas procedentes de España, de calidad contrastada y con una definida trazabilidad del producto que de una manera clara redundaría en el beneficio de los consumidores.
Pero para nuestra desgracia, España es un país demasiado politizado y aunque se diesen las condiciones de entendimiento entre todos los ganaderos no vamos a decir del país, sino de al menos cada comunidad o grupos de comunidades autónomas limítrofes, no creo que se dejase por parte ni de las industrias, ni de las grandes distribuidoras, que no olvidemos que tienen capitales franceses, que estas cooperativas llegasen a nacer, quedándose todo en meros embriones que morirían en el olvido.
Por tanto y espero que me equivoque por el bien de nuestros ganaderos, no creo que el desarrollo del Reglamento de la UE sobre las relaciones contractuales del sector de la leche, consiga un incremento significativo del precio de la leche a percibir por los ganaderos y menos aun que dichas cantidades puedan ser percibidas en un plazo máximo de 30 a 45 días, aunque esto último sería fácil de establecer mediante Decretos o leyes establecido por el gobierno de España.
Pero esto, estimados compañeros, es otra historia.

EL FIN DE LAS CUOTAS LACTEAS

El sistema de cuotas en España se estableció en 1986, tras nuestra entrada en la CEE, pero no estuvo operativo hasta el año 1992. El objetivo de la cuota láctea era doble, por un lado contener el presupuesto comunitario destinado al sector lácteo y por otro lado asegurar unos precios razonables al productor.
¿Qué ocurrió?, en mi modesta opinión y debido a una mala elaboración de los informes con los datos reales de producción anual o por una falsedad de los datos aportados por los productores, la cuota asignada a España fue muy inferior a lo que realmente se producía  y consumía en el país, dando lugar a un exceso de producción por encima de la cuota, que “no podía entrar en las industrias y ser comercializado”, salvo sanción, esto dio lugar a la aparición de costosas indemnizaciones a pagar por la Tesorería del Estado y produjo una drástica reestructuración del sector ganadero de leche español en dos aspectos, por un lado dio lugar a la desaparición hasta el año 2006 de cerca de 200.000 explotaciones, (en los últimos dieciocho meses han desaparecido cerca de 2.000 explotaciones) y por otro, en este caso positivo, hizo que se incrementase la producción media por explotación, iban quedando menos pero mejores.
El resultado de estos desajustes fue la entrada de leche desde Francia a un precio inferior, por tratarse de excedentes de su producción, que junto con una falta de organización por parte de los productores, dio lugar a un descenso de los precios de la leche y que hizo más patente aun el proceso de desaparición de explotaciones en nuestro país.
La desaparición de las cuotas lácteas y en un futuro de todo tipo de ayudas, es un hecho que se podía adivinar desde hace años y que, definitivamente y mas que nos pese, eliminara a todas aquellas explotaciones que no sean competitivas no a nivel español, sino a nivel europeo y que traerá consigo un incremento del paro agrario, a la vez que una disminución de la población rural.
En por ello importante se resuelva cuanto antes el problema de los precios, la solución al descenso de la producción por debajo de las necesidades evitando con ello la desaparición de explotaciones y permitiendo la fijación de población en el medio rural, está en fijar un precio mínimo por litro que permita que las explotaciones sean viables y primar dicho producto en función de la calidad bacteriológica, % de grasa, etc., como se hace en el sector del ovino lechero.
Actualmente, se plantea el fijar un precio de la leche entre los productores y la industria. Personalmente creo que es del todo erróneo, ya que la llave la tiene la distribución final, y porque no el consumidor. Si la distribución pone la leche en los lineales a 50 céntimos, es imposible que los productores la cobren a entre 37-41 céntimos (precio para cubrir costes), ya que la industria y los distribuidores también tiene que ser rentables en sus respectivos negocios.
Creo por tanto que debería de establecerse por un lado, una mesa de negociación en la cual estuviesen representados todos los implicados en el sector: productores, industria, distribuidores y consumidores; con el fin de conseguir un precio que permitiese unas “sensatas rentabilidades” para productores, industria y distribución y que el consumidor aceptase pagar un precio razonable, acorde con la situación existente y sabiendo que no se producen abusos por ninguna de las partes.
Por otro lado debería establecerse una campaña institucional a nivel estatal, para incrementar el consumo de leche en los hogares españoles, colegios, etc.,  al estarse  produciendo una descenso en el consumo que está agudizando la crisis del sector.
Por desgracia para muchos empresarios agricultores y ganaderos españoles, sus intereses (tener un trabajo digno, correctamente remunerado, que generen riqueza y empleo, que haga no necesarias las subvenciones que permitiría una ahorro de recursos), no están siendo bien defendidas no ya actualmente, sino desde la entrada de España en la CEE, con lo que nos veremos forzados a depender de otros estados para abastecernos, cuestión muy delicada a mi parecer, ya que al igual que la energía, la agricultura y ganadería deberían de ser sectores prioritarios dentro de la economía de un país.