miércoles, 9 de marzo de 2011

A VUELTAS CON LA LECHE

La existencia de contratos ente los productores y la industria láctea, no es algo nuevo, ni que se estén inventando nuestros “listísimos” políticos. Ya en el año 2008 existía esta fórmula y era utilizada en el sector, aunque existían industrias que preferían que no existiese nada por escrito, dicho lo cual, podemos afirmar que el problema no estriba por tanto en si se firma o no un contrato, sino en las condiciones en las que el productor vende dicha leche y cuando recibirá el pago de dichas cantidades.
El problema del precio de la leche como comentamos en el anterior artículo, depende, y aquí está el principal problema, de un tercer grupo exterior al acuerdo bilateral entre productor e industria y que sin embargo, y siempre desde nuestro modesto punto de vista, es de gran importancia a la hora de plantearse los precios límites de negociación de las industrias envasadoras, nos estamos refiriendo a las grandes empresas de distribución.
Es evidente la existencia de un gran fallo en la cadena de valor de la leche, que hace que de los tres eslabones principales existentes en la cadena, tanto la industria como las distribuidoras obtengan beneficios de manera continuada y por el contrario los productores no tengan “la misma suerte”, pudiendo por tanto decir que la cadena de valor se ha roto, como siempre, por el eslabón más débil.
Debilidad fomentada, no obstante, por la excesiva independencia y atomización de los productores, por su idiosincrasia, educación y nula formación empresarial, aunque últimamente esto se está parcialmente mejorando quedando todavía mucho por hacer, y que se solucionaría mediante una adecuada política por parte de las distintas administraciones de fomento del cooperativismo entre los ganaderos.
Un modelo que se debería de desarrollar en España, es el modelo cooperativista implantado en el sector lácteo en Finlandia, de potentes cooperativas que envasan su producto y negocian con las grandes distribuidoras, consiguiendo que se paguen a los productores 10 céntimos más por litro que el precio medio de la leche en Europa, obtendríamos de esta manera un sector lácteo potente a nivel europeo que podría hacer frente a las industrias del resto de países comunitarios, con una estructura saneada, con materias primas procedentes de España, de calidad contrastada y con una definida trazabilidad del producto que de una manera clara redundaría en el beneficio de los consumidores.
Pero para nuestra desgracia, España es un país demasiado politizado y aunque se diesen las condiciones de entendimiento entre todos los ganaderos no vamos a decir del país, sino de al menos cada comunidad o grupos de comunidades autónomas limítrofes, no creo que se dejase por parte ni de las industrias, ni de las grandes distribuidoras, que no olvidemos que tienen capitales franceses, que estas cooperativas llegasen a nacer, quedándose todo en meros embriones que morirían en el olvido.
Por tanto y espero que me equivoque por el bien de nuestros ganaderos, no creo que el desarrollo del Reglamento de la UE sobre las relaciones contractuales del sector de la leche, consiga un incremento significativo del precio de la leche a percibir por los ganaderos y menos aun que dichas cantidades puedan ser percibidas en un plazo máximo de 30 a 45 días, aunque esto último sería fácil de establecer mediante Decretos o leyes establecido por el gobierno de España.
Pero esto, estimados compañeros, es otra historia.

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