miércoles, 9 de marzo de 2011

EL FIN DE LAS CUOTAS LACTEAS

El sistema de cuotas en España se estableció en 1986, tras nuestra entrada en la CEE, pero no estuvo operativo hasta el año 1992. El objetivo de la cuota láctea era doble, por un lado contener el presupuesto comunitario destinado al sector lácteo y por otro lado asegurar unos precios razonables al productor.
¿Qué ocurrió?, en mi modesta opinión y debido a una mala elaboración de los informes con los datos reales de producción anual o por una falsedad de los datos aportados por los productores, la cuota asignada a España fue muy inferior a lo que realmente se producía  y consumía en el país, dando lugar a un exceso de producción por encima de la cuota, que “no podía entrar en las industrias y ser comercializado”, salvo sanción, esto dio lugar a la aparición de costosas indemnizaciones a pagar por la Tesorería del Estado y produjo una drástica reestructuración del sector ganadero de leche español en dos aspectos, por un lado dio lugar a la desaparición hasta el año 2006 de cerca de 200.000 explotaciones, (en los últimos dieciocho meses han desaparecido cerca de 2.000 explotaciones) y por otro, en este caso positivo, hizo que se incrementase la producción media por explotación, iban quedando menos pero mejores.
El resultado de estos desajustes fue la entrada de leche desde Francia a un precio inferior, por tratarse de excedentes de su producción, que junto con una falta de organización por parte de los productores, dio lugar a un descenso de los precios de la leche y que hizo más patente aun el proceso de desaparición de explotaciones en nuestro país.
La desaparición de las cuotas lácteas y en un futuro de todo tipo de ayudas, es un hecho que se podía adivinar desde hace años y que, definitivamente y mas que nos pese, eliminara a todas aquellas explotaciones que no sean competitivas no a nivel español, sino a nivel europeo y que traerá consigo un incremento del paro agrario, a la vez que una disminución de la población rural.
En por ello importante se resuelva cuanto antes el problema de los precios, la solución al descenso de la producción por debajo de las necesidades evitando con ello la desaparición de explotaciones y permitiendo la fijación de población en el medio rural, está en fijar un precio mínimo por litro que permita que las explotaciones sean viables y primar dicho producto en función de la calidad bacteriológica, % de grasa, etc., como se hace en el sector del ovino lechero.
Actualmente, se plantea el fijar un precio de la leche entre los productores y la industria. Personalmente creo que es del todo erróneo, ya que la llave la tiene la distribución final, y porque no el consumidor. Si la distribución pone la leche en los lineales a 50 céntimos, es imposible que los productores la cobren a entre 37-41 céntimos (precio para cubrir costes), ya que la industria y los distribuidores también tiene que ser rentables en sus respectivos negocios.
Creo por tanto que debería de establecerse por un lado, una mesa de negociación en la cual estuviesen representados todos los implicados en el sector: productores, industria, distribuidores y consumidores; con el fin de conseguir un precio que permitiese unas “sensatas rentabilidades” para productores, industria y distribución y que el consumidor aceptase pagar un precio razonable, acorde con la situación existente y sabiendo que no se producen abusos por ninguna de las partes.
Por otro lado debería establecerse una campaña institucional a nivel estatal, para incrementar el consumo de leche en los hogares españoles, colegios, etc.,  al estarse  produciendo una descenso en el consumo que está agudizando la crisis del sector.
Por desgracia para muchos empresarios agricultores y ganaderos españoles, sus intereses (tener un trabajo digno, correctamente remunerado, que generen riqueza y empleo, que haga no necesarias las subvenciones que permitiría una ahorro de recursos), no están siendo bien defendidas no ya actualmente, sino desde la entrada de España en la CEE, con lo que nos veremos forzados a depender de otros estados para abastecernos, cuestión muy delicada a mi parecer, ya que al igual que la energía, la agricultura y ganadería deberían de ser sectores prioritarios dentro de la economía de un país.

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